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Permitirse ser: sentir como camino
Permitirse ser...
Sentir cómo camino… sentir como una vía de vivir con plenitud...
La belleza se da naturalmente
cuando nos permitimos ser y sentir.
Al dejar de bloquear lo que sentimos, el cuerpo se expresa y encuentra su propia forma, abriendo nuevos caminos…
Permite que aparezca el gesto libre;
Tu expresión abierta
Ríete abiertamente,
descálzate,
muévete con gusto.
Libérate de
juicios, de estereotipos;
de la obsesión de lo perfecto
Suelta las armaduras que impiden
habitarte y aparecer el encuentro...
Suaviza las formas rígidas que se cristalizan en tu cuerpo
Nos hacemos la idea de ser una identidad fija, estable, que en realidad se vuelve una forma cristalizada que se rigidiza, que se congela y que nos aprisiona.
Vivir todo el tiempo con armadura te desconecta de tu interior y te separa de lo que te rodea. Al suavizar las corazas es posible encontrarte con el otro, habitando y sintiendo los mundos sutiles que solo se manifiestan cuando estamos abiertos.
Reconciliarse con la mirada exigente, brusca, imponente hacia uno mismo
Permitirse ser, desde mi visión de Cuerpo Profundo es Expresar con el cuerpo lo que sentimos, dejando de buscar ser aprobados; dejando de buscar una mirada que valide y entonces poder abrirse a escuchar lo que el cuerpo orienta…
…Y sí, se trata de liberarse del miedo a ser juzgados, el miedo a equivocarse, el miedo a hacer el ridículo y aprender a bailar con lo que está ocurriendo, suavizando las barreras que interfieren en el contacto y conexión con uno mismo y lo que te rodea.
La mirada exigente y brusca hacia nosotros mismos, nos impide conectar con el flujo natural del movimiento que está danzando dentro y fuera de nosotros, así perdemos la capacidad de fluir y confiar en el pulso vital e intuitivo que se manifiesta a través de nosotros…
A propósito de la manera de vencer la timidez. ¿De qué manera el que conoce su propia aprehensión puede cambiar alguna cosa? Mi mayor temor era el de afrontar al público desconocido. Temía esta prueba. La prueba de salir del círculo de mis amigos donde me encuentro segura. Intenté averiguar la causa de esto y lo expuse en una sesión de psicoanálisis.
Cuando somos niños nos hacen ver que sólo nos quieren cuando nos portamos bien (en términos paternos). Desde el momento en que empezamos a mostrar nuestro Yo real, los padres comienzan a rechazarnos. Crecemos con la idea de que si somos nosotros mismos nos rechazarán. También como artistas en nuestra obra experimentamos nuestro Yo real. Pero tememos no ser queridos por ese Yo real. Timidez y vergüenza son los síntomas de esto. Una timidez que podemos superar con la ayuda de los que nos comprenden y aceptan. Ahora que debo afrontar el mundo con el Yo real que se revela en mis escritos, me sobreviene una crisis. ¿Me aceptarán, me aprobarán, amarán, o bien me castigarán y rechazarán? Aquí reside mi temor. Anoche me arriesgué y gané...
Anaïs Nin, Diario IV…
Recuerda… La belleza se da naturalmente
cuando nos permitimos ser y sentir.
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