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Cuando confiamos en la voz intuitiva del cuerpo, aparecen las sincronías más bellas que nos pueden pasar…   Método Cuerpo Profundo,  el arte de sentir, fluir y conectar. Soy Valesa rivera,  bienvenid@ a este espacio de exploración...  Habita tu cuerpo y transforma tu vida  a través del movimiento; Danza tus emociones,  despierta a la vida,  descubre nuevos caminos... SUSCRÍBETE a mi blog y recibe ejercicios, reflexiones, tutoriales, clases online :

La vida es una danza que merece ser bailada


Darle lugar al ritmo propio,

escuchar la voz intuitiva de la entraña

en contacto con el afecto

para volver a casa...

Seguir el movimiento que nos llama a vivir y a sentir:

Una danza que merece ser bailada


Sentirse vivo… habitando espacios íntimos de conexión...



La danza de tu cuerpo profundo es ese vaivén de adentro, hacia afuera, con el otro, con los otros, en contacto con lo íntimo y sutil del movimiento que nace del afecto. Movimiento esencial que permite recuperar el movimiento natural de la vida.


Como dice una alumna que compartió su experiencia de mis clases de Tango:


“Vivir y moverme como ser humano y no cómo Robot, Ser consciente de mi cuerpo y mi respiración. Caminar un acto tan sencillo, al hacerlo consciente y agradecida por mi cuerpo, es maravilloso. Cambia la actitud, energía y manera de ver la vida.” Cony…



Más que aprender a danzar es permitir que el movimiento de la vida se exprese a través de uno. 


Más que aprender es despertar la memoria de lo que el cuerpo sabe, dejando de interferir,  donde la voz interior del cuerpo puede tener espacio para expresar lo íntimo, lo propio; el movimiento genuino de lo que uno siente.



Danzar con tu cuerpo profundo es despertar

el contacto vital con la tierra y lo que te rodea,

vincularse desde la respiración,

integrarse acariciando el espacio,

abierto al encuentro con el otro



Bailar con el otro, no solo con el ser humano, tal vez es el encuentro con un árbol, con la piel de la tierra, con la flor que aparece en medio del concreto, con ese otro que puede ser mi miedo, lo inesperado, lo que me duele, el encuentro con la sorpresa, con el movimiento vertiginoso de la ciudad, con lo que no esperaba, con la naturaleza, integrándome a ella, cómo un modo de recordar el movimiento de lo vivo… y que cómo la flor bajo el cemento sabe encontrar salida, no forzando, no rompiendo si no acariciando el espacio que siempre existe entre las grietas, entre lo que oprime, entre las heridas. Hay una fuerza vital de existir que se puede aprender a escuchar y seguir. No olvidar que estamos hechos del mismo movimiento vital de la flor y que nacimos así cómo lo flor, del movimiento de la vida, del movimiento intuitivo, del espiral natural que sabe encontrar salida si lo permitimos, si habitamos el recorrido descubriendo, siguiendo el ritmo natural del arrullo, suavizando los muros, que se cristalizan en el cuerpo, abriendo espacio para una flor…



Escucha tu Cuerpo profundo 

habita el movimiento intuitivo que te conecta con la vida,

en contacto con la naturaleza, con lo que sientes,

en diálogo con el otro y lo que te rodea… 


Acariciando y suavizando las corazas que nos han separado del mundo, de la tierra, del otro; 

volviendo a sentir el espacio, en donde el cuerpo existe. Aprendiendo a ocupar el espacio en donde se puede recordar:

 

Mi casa es este cuerpo, no necesito más paredes y adentro tengo mucho espacio” Miriam Reyes


 La danza de cuerpo profundo amasa las formas, como el barro, cómo una plastilina que recupera su movilidad y maleabilidad amasando con ternura, con ritmo, presencia y paciencia, con el calor del contacto, tomándose el tiempo para sentir ese contacto presente que moviliza lo interno y lo externo, despertando la piel cómo continuidad de la tierra, del aire que acaricia, la piel cómo el puente entre lo interno y lo externo. Respirando con los poros abiertos y así cómo la flor abrirse a sentir la plena existencia, aunque sea por un instante; permitirse despertar el afecto en la piel para volver a casa… Recordar que el contacto con afecto nos vincula a lo más vital y profundo, cultivar y recordar que ese es el movimiento más poderoso que podemos sentir. Movimiento que abre camino a una resiliencia y reconciliación con lo que hemos rechazado de nosotros mismos…


Danzar con tu cuerpo profundo te lleva a sentir el movimiento que somos. Al abrazar nuestro cuerpo interior podemos ser cuerpos abiertos a sentir, así como la flor, cuando encuentra salida se expande para recibir la radiante luz, habitando el espacio con su plena existencia y presencia en el mundo…

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