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Cómo conectar con tu espacio íntimo
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Una cita con tu espacio de inspiración
Un espacio para entrar en tu cuerpo y habitar tu espacio vital
descubriendo tu propio ritual para el arte de llegar:
Conectando con tu espacio íntimo abres tu inspiración
¿Cómo conectar con tu espacio íntimo de inspiración?
Al menos una vez en el día, tómate el tiempo para habitar tu espacio vital de escucha íntima
Habita el espacio donde puedas Cultivar tu espacio vital de intimidad donde puedes abrirte a conectar con lo sutil y lo íntimo de sentir tus espacios interiores, permitiéndote vivir una experiencia de autodescubrimiento, explorando espacios disfrutables y creativos de práctica.
Tener una cita con tu espacio íntimo al menos una vez al día puede transformar tu vida de un modo sorprendente
Cultivar un espacio a tu ritmo propio.
Hacer del espacio propio un punto de llegada y de partida al que uno puede volver cada vez que se ha perdido la calma, la claridad, el rumbo.
Hacer del espacio íntimo un modo de reencuentro; tocar la tierra y respirar profundo, seguir la voz del cuerpo que guía, recuperando el centro para encontrar referencia, como punto de partida donde los pensamientos y las emociones se reorganizan, donde el cuerpo se equilibra al sincronizarse con el ritmo propio.
Tener un punto de llegada y de partida donde uno recupera el aire de sentirse vivo…
Cultivar el arte de saber llegar: llegar al presente, entrar en tu cuerpo, habitar tu espacio íntimo, recuperar tu ritmo propio, disfrutar del aroma del tiempo, darte un espacio para sentir, fluir, conectar y expresar con tu cuerpo.
Al menos una vez al día atesorar un espacio para aterrizar y caer en la calma. Saber que de estos espacios uno nutre todo lo demás, ahí uno encuentra claridad, vitalidad, certeza e inspiración. La cita con tu espacio íntimo es esencial para que lo demás pueda fluir.
Soltar y parar, tomarte tu tiempo
Salirse de los tiempos acelerados del mundo, de los pendientes y actividades que a veces nos invaden y nos meten a una inercia donde perdemos la capacidad de escuchar y el contacto con lo más básico cómo respirar.
Darse espacios íntimos que uno priorice. Es de ahí todo lo demás encuentra su lugar.
Cuando uno regresa al mundo habitado, conectado y presente. Se da en armonía tu día y aparecen las sincronías más hermosas. Aún teniendo circunstancias difíciles que afrontar, cuando se prioriza y se nutre el espacio vital e íntimo, uno conecta con la fuerza vital e inspiración para encontrar salidas, soluciones que no podemos mirar cuando estamos desconectados…
¿Cómo crear tu ritual de sesiones de práctica?
Abre el espacio:
Despeja, encuentra tu lugar y delimítalo.
Crea tu propio ambiente, haz del espacio, un espacio propio. Donde puedas dejar afuera los pendientes y las ocupaciones para darte un espacio vital de contención donde puedes abrirte y permitir la confianza de seguir lo que sientes… Delimita con claridad ese espacio donde tú decides lo que dejas entrar y lo que no.
Apaga el celular, marca el espacio con un tapete. Crea un ambiente agradable para tu sesión. Pon una música que te inspire, respira el aroma de una esencia, pon un tipo de iluminación, redistribuye los objetos que están en el ambiente, déjate llevar, habitando la pausa sin prisa. Date un espacio para volver a casa escuchando tu cuerpo profundo.
No forces ni tu ritmo ni tus movimientos si ese día solo quieres acostarte en la tierra síguelo y habítalo. Es un espacio para aceptarte con lo que te pasa. No hay nada que pretender, es una cita de libertad para escuchar tu espacio íntimo, el cual te llevará naturalmente a lo que necesitas, si lo permites y confías. Entre más sueltes tus ideas de lo que debería ser o suceder, mientras sueltes tus expectativas, conectarás con la inspiración de fluir. Disfrutarlo es lo más importante, no te impongas un: “tengo que” date el gusto de cultivar un espacio para explorar con el gozo de descubrir. Es así cómo al cuerpo sentirá el gusto del volver a ese espacio más seguido, después ese espacio se vuelve parte de ti y de tu cotidiano y algo hermoso sucede que después podrás compartirlo con otros, podrá invitar a compartir tu espacio creativo…
Cómo escribí en el texto anterior: la clave primordial es darse el tiempo para el arte de llegar
Esta práctica ayuda a que la mente se centre, es un modo muy eficaz para practicar la capacidad de enfocarte y de cultivar la conciencia plena, permitiendo experimentar un estado de continuidad donde el cuerpo y las emociones se sienten recibidas.
Puedes abrir tu espacio y entrar en tu cuerpo con uno de los textos del blog.
Explora los títulos y escoge el que más te llama en ese momento.
Aunque ya lo hayas leído, puedes habitarlo como un mantra que te recuerda la resonancia y frecuencia con la que deseas conectar, es un modo de abrir la práctica con la semilla de una intención que deseas habitar:
Al leer el texto escoge una frase y escríbela como un mantra, como dirección e intención de tu práctica de ese día, como un modo de abrir la inspiración y un modo de enfocarte en esa intención, marcando así el límite a los distractores y al ruido de la mente.
Es un modo de transitar de un espacio a otro, es un ritual para entrar a otra dimensión del espacio y el tiempo donde la emociones y tu creatividad pueden danzar.
Al crear una atmósfera sensorial con un texto, con la música, con un aroma, el cuerpo se que impregnado de la experiencia, se vuelve una memoria viva que transporta a un mundo de imágenes sensoriales que inspiran y que te llevan a sentirte vivo, en el sentido de dejar de constipar, mecanizar, de repetir la rutina conocida. Este espacio al volverse un ritual cotidiano, descubrimos un punto de partida, un punto de llegada al que uno puede volver con mayor facilidad cada vez que uno lo necesite y en un momento difícil esto te puede acompañar para reencontrar tu centro y tu calma, tu claridad para saber lo que sigue, para tomar decisiones acertadas.
Dejáte llevar por la experiencia y el asombro.
Al conectar con imágenes y sensaciones agradables que abrazan, que nos devuelven el contacto con el afecto, se sueltan las armaduras, uno se libera de ritmos impuestos, de la pretensión, de ansiedad compulsiva, permite que el cuerpo reconozca el espacio donde es escuchado, por lo que la percepción se dispone con mayor apertura. Sin esfuerzo o con menos resistencia el cuerpo asocia las experiencias que lo conectaron anteriormente con un espacio lúdico de placer donde se siente abierto a explorar. Cada experiencia habitada va creando más y más vida propia a ese espacio. Cada vez que volvemos ahí algo se refresca y se renueva, nos devuelve el aliento vital, las ganas de movernos con otro aire, la mente se despeja, lo cual ayuda a salir de círculos viciosos, de loops e inercias, de movimientos mecanizados, de automatismo que matan el deseo de vivir, que nublan la creatividad de encontrar nuevas alternativas, te permite cambiar hábitos y soltar los condicionamientos y juicios de ti que bloquean tu camino de transformación.
El cultivo de esta práctica permite entrar a un estado de inmersión que nos hace participar e integrarse armónicamente a lo que nos rodea, en el que uno puede percibir y relacionarse con el campo que tiene vida entre los cuerpos. De este modo la sensación de aceleración anciosa, la discontinuidad y de sincronía se disipa, reencontrando un sentido de conectividad y pertenencia que nos lleva a: Disfrutar un estado de presencia plena. Creando mundos propios que devuelven la fuerza de existir y la inspiración de vivir.
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